"Hace muchas lunas, cuando el mundo era aún muy joven, la vida vegetal y animal estaban disfrutando del buen clima del verano. Pero a medida que pasaban los días, el otoño se acercaba, y el clima se hacia más frío con cada día que pasaba.
El pueblo de las flores y las plantas estaban en una triste condición, pues no tenían ninguna protección contra el fuerte frío. Justo cuando parecía que no había esperanza para la vida, el Gran Espíritu -que siempre se ocupa de su creación- vino en su ayuda. Dijo que las hojas de los árboles debían caerse al suelo, extendiendo una manta suave y tibia sobre las raíces tiernas de la hierba y las flores. Para devolverle algo a los árboles tras la pérdida de sus hojas, les permitió una última muestra de su brillante belleza.
Es por eso que cada año, durante el verano nativo, los árboles adquieren unos hermosos colores de despedida: rojo, dorado y marrón. Después de esta presentación final, vuelven a su tarea asignada, cubrir la Tierra con una gruesa manta de calor contra el frío del invierno"
*Leyenda Lakota*
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